miércoles, 23 de marzo de 2011

BOARDWALK EMPIRE: Intro, sueños y arte


Sigo fascinada por la intro de Boardwalk Empire, la nueva serie de la HBO con Steve Buscemi, producida por Martin Scosese y Mark Wahlgberg. La calidad de las producciones de la HBO es ya indiscutible después de series memorables como Los Soprano (sin duda mi favorita) o The Wire, y con Boardwalk Empire, que nace con el sello Scorsese en el primer capítulo, no parece quedarse atrás.

La intro nos muestra unas imágenes de ensueño, donde el protagonista , Enoch “Nucky” Thompsom , aparece en la orilla de la playa de Atlantic City, mirando al mar, bajo un cielo radiante que pronto se trocará en cielo de tormenta. Una tormenta onírica que trae a la orilla millares de botellas de whisky, producto con el que Mr. Thompson se lucra de forma ilegal en plena ley seca. El hombre frente al mar, la tormenta, los conflictos que le traerá su turbio negocio, cómo el mar se vuelve alcohol, cómo los caros zapatos de Nucky se bañan al subir la marea y cómo estos, inmediatamente después aparecen secos, el sol vuelve a salir y se dirige de nuevo a la ciudad, que aparece desdibujada en el horizonte como si del mismísimo Oz se tratase.



El hombre frente al mar en soledad, frente a la inmensidad de lo insondable, del destino si se cree en él, que lentamente saca un cigarrillo de la pitillera y fuma, no con resignación, sino más bien con cierta curiosidad ante lo que viene, como el Don Draper de la intro de Mad Men, (serie esta vez de AMC), que fuma en un sillón de espaldas al espectador, pero de cara a los diversos avatares de la vida moderna. Una iconografía que, aunque remite al héroe moderno, individuo que se enfrenta a los problemas en soledad, no nos habla de romanticismo, sino más bien de surrealismo, al surrealismo del día a día. Y aquí mencionaríamos a Magritte y su Le fils de l’homme por ejemplo, debido el carácter onírico de la escena y por lo surrealista (las botellas de alcohol que emergen del fondo del mar) que en este caso vincularía, por la repetición absurda del motivo, a Goldconda donde sobre una ciudad llueven decenas de hombres con traje y bombín. Botellas y hombres de negro con sombrero hongo, el cielo y el mar abierto.
















En el cine, si bien el cine no es ya un “gran sueño colectivo” (parafraseando a Jean Cocteau), la representación de los mismos siempre ha sido complicada. Bergman, en su autobiografía Linterna Mágica decía lo siguiente: “Cine como sueño, cine como música. Cuando el cine no es documento, es sueño… Por eso Tarkovski es un visionario, tal vez el más grande de todos”, entre los que también podríamos incluir a Fellini, Kurosawa o Buñuel.” No sé si Scorsese está a nivel de de estos tres pilares de la historia del cine, me refiero a alcanzar la excelencia en cuanto a representación del sueño, aunque en Shutter Island tiene amagos realmente lúcidos. No obstante, me sorprende de buen grado la fascinación por el sueño dentro de la narración que parece tener la nueva corriente de ficción televisiva. Recuerdo un maravilloso capítulo de Los Soprano en el que, prácticamente todo el capítulo era sueño, o un sueño dentro de un sueño (Fincher , pensaremos, aunque era más bien Lynch, a mi entender máximo exponente vivo de la actual representación onírica en cine) en el que se decía más de toda la serie y su idiosincrasia que en 6 temporadas juntas. Justo Los Soprano, con su trama muy de la mano de referencias psicológicas y psicoanalistas (freudianas y jungianas), el componente onírico e interpretativo de las imágenes es crucial.









Hay sueños maravillosos dentro de las narraciones cinematográficas; ¿cómo no pensar en el sueño de Los olvidados de Buñuel, Spellbound con un sueño escenografíado por Dalí, surrealista entre los surrealistas, el inicio de Otto e mezzo de Fellini o Mullholland Drive?, por citar los más destacados, pero, no me quiero ir del tema, y el tema es Boardwalk Empire y como su inicio, sueño jeroglífico, nos revela algunas pistas y claves que sólo podemos comprender si continuamos viendo,( en este caso continuar viendo la serie), si continuamos soñando colectiva o solitariamente. A pesar de los sinsabores del último cine, la ficción televisiva nos ofrece algunas guindas a las que cada vez más estamos acostumbrados a no ver en el cine.


3 comentarios:

  1. Buen artículo, la verdad es que a mí la serie Boardwalk Empire me gusta mucho, creo que es muy entretenida y el tema del contrabando está muy bien manejado, igual el arte es genial así que queda perfecto en este artículo.

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